La psoriasis es una enfermedad crónica de la piel, que produce lesiones escamosas, engrosadas e inflamadas. La extensión de la piel afectada varía de una a otra persona. Afecta por igual a ambos sexos, pero no es contagiosa. La aparición de dicha afección, supone una predisposición genética, ya que un tercio de las personas que padecen psoriasis tienen antecedentes familiares.
Generalmente, aparece entre los 15 y 35 años, pero en ocasiones aisladas puede manifestarse en la infancia o en edad avanzada. No se trata de una enfermedad dermatológica de gravedad, pero igualmente su apariencia resulta desagradable e inestética, razón por la cual Nell Ross ofrece (al margen de un detallado tratamiento médico) una alternativa natural e inocua para disimularla eficazmente.
Un brote de psoriasis puede desencadenarse por un traumatismo (heridas, golpes, quemaduras solares), estrés psico-mental, cambios hormonales (menstruación, embarazo, menopausia), procesos infecciosos de piel o vías respiratorias y ciertos fármacos contraindicados como: sales de litio, cloroquina, betabloqueantes y antagonistas del calcio, entre otros. También el exceso de alcohol y de peso perjudican a esta patología cutánea. Además las condiciones ambientales (ya sean temperaturas extremas, polvo de cemento, etc.) pueden agravar el estado del afectado.
Básicamente, la piel en dichas lesiones es más gruesa por el gran aumento del número de células de la epidermis. La renovación de estas células se produce en cuatro días, en lugar de los veinticinco o treinta días habituales, es decir que se efectúa unas siete veces más rápido. Por ello, se acumulan las capas de piel muerta, que se desprende en forma de escamas. Las células de la piel no maduran y, por ende, no protegen adecuadamente, perdiéndose humedad por las lesiones. Los capilares son más gruesos y largos que en la piel normal, enredados sobre sí mismos, y la sangre fluye en más cantidad, por tal motivo las placas aparecen enrojecidas. Síntesis: la piel está muy inflamada y aumenta el número de células del sistema inmunitario.
Siempre proteja su piel contra la agresión del sol, del viento, del frío y del calor, pincelándola, en lo posible, en forma diaria con el Fango Termal Volcánico, ya que su composición química, es molecularmente idéntica a la del ser humano e imposible de plagiar por cualquier otro producto cosmético.
Este barro extraído de la zona de Pismanta (Provincia de San Juan) se encuentra formado por una interesante mezcla de minerales y oligoelementos esenciales para la piel, entre los que se encuentran: magnesio, azufre, calcio, zinc, cobre y fósiles silicios.
Sus inocuos componentes resultan óptimos para atenuar la sintomatología descripta por la psoriasis, y resultan de fácil absorción por la piel. Los mismos, activan la memoria celular, restituyen los nutrientes necesarios, bloquean el proceso de envejecimiento, tensando y tonificando los músculos de la cara.
Su aplicación es muy simple y efectiva, preste atención y siga los siguientes pasos:
Con la primera aplicación se desprende la capa de queratosis y en las subsiguientes, se comienza de a poco a restaurar la piel, para llegar a tener un aspecto normal. Sin embargo, no tiene una curación definitiva, pero con este tipo de tratamiento se puede conseguir blanquear las lesiones por largas temporadas. Eso sí, requiere de constancia. Lo bueno es ocuparse del tema y consultar a un especialista para establecer un diagnóstico certero y realizar un plan de tratamiento a seguir, con revisiones periódicas.