Las manos son herramientas esenciales en nuestra vida cotidiana, además de conformar nuestra carta presentación frente a los demás, es uno de los indicios más certeros de la personalidad.
Ellas nos permiten gesticular, expresar variados sentimientos, acariciar, escribir, cocinar y tantas otras cosas que sería imposible de enumerar.
Sin embargo, no se les brinda el cuidado necesario, ya que por lo general lucen ásperas, envejecidas y hasta un poco desprolijas.
¿Las causas? Mientras que las palmas de las manos son de estructura espesa y resistente, el dorso, tiene una piel fina y fragil, debido a que cuenta con escasas glándulas sebáceas dificultando su respectiva lubricación. Esta característica fisiológica, explica su delicadeza.
Los agravantes son permanentes: el contacto con sustancias químicas (detergentes, lavandinas), la acción del frío, del calor, la carga de peso, el lavarse a cada rato, etc, sin reparar en lo perjudicial que todo esto significa para ellas.
¿Los resultados? Lo antedicho hace que con la edad, las manos pierdan elasticidad, se vuelvan rugosas y con manchas oscuras.
Conciente de dicha realidad, Nell Ross Cosmética Termal, ha diseñado un tratamiento capaz de conseguir "en un abrir y cerrar de ojos" unas manos de seda. El mismo, es ideal para contrarestar las manchas provocadas por el fotoenvejecimiento, atenuar arrugas y apaciguar la flaccidez.
¿Acaso no vale la pena dedicarles aunque sólo sea media hora por semana?
La terapia es sencilla y totalmente inocua.
Simplemente consiste en: